La calle me persigue, ha
sepultado la máscara noble y mucho más rápido la esperanza.
Me persiguen desnudos pies
fríos, y ojos de penitentes que arrinconan fantasmas.
Mi calle no es mía, sólo soy
turista, bicho trasplantado,
vecina del que reza por
vivir un día menos.